Los efectos del aislamiento social también se sienten en el día a día de gimnasios y grupos de entrenamiento. El rubro es uno de los más afectados. Fueron de los primeros locales en cerrar sus puertas y temen que la re-apertura se demore bastante. El regreso de la actividad física grupal será progresivo y seguramente primero será en espacios abiertos. Bien de Allen dialogó con referentes de la ciudad para conocer cómo se adaptaron a las restricciones.
El primer desafío de la pandemia fue buscar estrategias para mantener el interés de los usuarios, sin poder ofrecer los servicios de siempre. Los grupos de running ya no pueden entrenar juntos al aire libre. Los gimnasios no pueden disponer de las salas de aparatos ni dar clases cara a cara. ¿Cómo seguir?
«Este ha sido un golpe muy duro. Creo que nuestro rubro será el último en volver. Implementamos alquiler de equipamiento y bicis de spinning. Jovita está con sus clases virtuales y le mandamos rutinas a la gente con trabajo personalizado. Nosotros tenemos el rubro con aparatos, clases variadas… no llegamos al 15% de la gran cantidad de gente que teníamos«, explicó Carlos Collomb de Gimnasio Vital. A pesar de la desventaja económica, se fortaleció la relación con los deportistas que permanecen activos en cuarentena. «Los que están con Jovita en la parte personalizada, el ánimo es excelente. Hay un intercambio muy bueno, todos están esperando que esto termine», sostuvo el profesor.
Su esposa, Jovita Clausen, se animó a encontrarse con sus alumnos a través de una pantalla. «Al principio fue caótico porque no tengo demasiada cultura tecnológica. Fue un aprendizaje, asesorarme sobre plataformas, pero una alegría desbordante cuando hicimos la primera clase. Generamos un contacto visual, nos escuchamos, el entrenamiento lo puedo manejar bien. La experiencia on line es muy buena, me gustaría que se sume más gente pero también sabemos que hay muchas clases gratis y la situación económica no es muy buena. Creo que la gente se sigue moviendo igual. Nuestra propuesta es buena, estoy contenta», expresó.

En el grupo She Trains también se alteró el diagrama de trabajo. Las chicas ya no pueden compartir salidas a correr o andar en bici. Adaptaron su esfuerzo al interior de su casa y a las demandas del hogar. «Armo la rutina tempranito a la mañana, las grabo, las edito y se las mando. En el día, cada una se organiza para hacerla en el horario que le queda cómodo y la cumple. Nos manejamos por WhatsApp», resumió Jessica Guerrero. «Me las ingenio para que sean dinámicas, me puse al día con la edición de video para que sea divertido, con música. Todos los días tenemos rutinas distintas para innovar. Bastante bien la llevamos, le metemos pilas», expresó.
She Trains respeta una planificación progresiva. Se agregan desafíos e intensidad con el correr de los días. Costó que las chicas se acomoden a esta nueva forma de entrenar. «Fue un gran cambio porque estábamos acostumbrados al aire libre pero le fuimos encontrando el gusto. Te cambia totalmente. Para mí también fue buscar alternativas, cosas nuevas, siendo práctica pensando en que no todas cuentan con patio y armamos pesas con lo que tenemos en casa», relató Jessica. Las clases virtuales no fueron una opción porque casi todas las integrantes son madres y están con muchas obligaciones en el hogar. Poner un horario fijo no era bueno para todas. En lo económico, cayeron los ingresos. Las cuotas de marzo y abril no se cobraron en su totalidad. «No tengo cuenta bancaria así que será recién cuando nos veamos. Aguantaremos», sentenció Jessica.
El panorama es similar entre la gente de ProFitness. El gimnasio arrancó el año resentido, con una disminución de integrantes en la pretemporada. «La pandemia hizo caer muchísimo la cantidad de alumnos. Adapté algunos trabajos, mando un video diario con rutinas de ejercicios y planificación semanal como para mantener los niveles de fuerza y coordinación técnica. Pero lo principal que necesitamos es correr», comentó Heber López. Las salidas intensas de sumar kilómetros no pueden reemplazarse. «Estábamos metiendo casi 100 kms por semana de trote, dos días de 40 kms en doble turno y un día de descanso, otro de potencia en el agua y bardas. Eso no lo tenemos», explicó.
Muchos del grupo de entrenamiento se sintieron mal por el mes de inactividad. «Algunos tiraron la toalla cuando no se pudo salir a correr pero ahora están volviendo porque se dan cuenta que esto va para largo. Se enganchan de nuevo con este formato. Mariana (González) mantuvo un poco más los niveles porque ella da las clases completas a través de un grupo cerrado de Facebook. Da zumba, Power, aeróbico. Es más parecido a lo que hacían acá y pudo sostener la cantidad pero de todos modos hay mucha gente que dejó», agregó Heber.

La realidad obligó a cambiar los espacios y formas de encontrarse. En Alquimia Running el desafío fue grande pero unió mucho al grupo. «Suspendimos ante el primer anuncio de Salud. Realmente fue una adaptación. Tenemos muchísimo contacto con la gente, son casi 100 adultos y 60 – 70 chicos. La relación es afín en lo social más allá de lo deportivo y fue duro dejar de vernos físicamente. El chat funciona todo el tiempo. Hacemos un trabajo de contención, de animar, de estar presentes con los que necesitan. La parte solidaria es una arista muy importante», comentó Paola Tamborindeguy.
«La actividad no la estamos cobrando, mandamos rutinas de entrenamiento en casa para chicos, preadolescentes, los que tengan ganas. Cuesta lo anímico, tratamos de incentivarlos con carreras virtuales. Ingresos no tenemos. La actividad se mantiene de forma virtual por WhatsApp o en el Facebook del grupo«, relató Paola. Confesó además que costó manejar la ansiedad y cortar los entrenamientos. «Aunque participamos de competencias y nos alegramos cuando la gente progresa, el objetivo primordial es la salud. Y tiene que ver con lo mental. La gente se acerca también para compartir, por una actividad social, de relacionarse«, explicó.
Se extraña correr no sólo por el esfuerzo físico, sino por la oportunidad de distenderse y hablar entre pares. «Esto lo cubrimos con comunicación. Vamos llamando o escribiendo a las personas para ver cómo están, cómo pasaron la semana. Gracias a Dios ellos también siempre nos preguntan a nosotros», sentenció Paola. «Tratamos de alentarnos, que ya vamos a volver a hacer lo que nos gusta. Dentro de todo esto, estamos contentos por las relaciones. Es un gran incentivo, lo demás se irá arreglando», expresó confiada.

En líneas generales, nuestros entrevistados expresan como positivo el haberse adaptado a las dificultades. De una forma u otra, buscaron mantener los vínculos y fomentar la actividad física en casa. Sin embargo, el bolsillo de los profesores se ve resentido. Intentan generar recursos mínimos para pasar el aislamiento y volver renovados. La premisa sigue siendo cuidarnos, soportar el mal rato y no perder la esperanza de ponerse de pié nuevamente.