Sin dudas, un domingo distinto en Allen. Alrededor de 150 personas se anotaron para jugar el primer torneo de bolitas del Parque Integración. Lo que comenzó como una idea loca de un grupo de amigos se convirtió en un certamen que nos llevó de nuevo a la infancia. Juego limpio, compañerismo, emoción en cada lanzamiento y una hinchada que no dudó en dejarse sorprender con cada jugada. Hoy ganamos todos.
El grupo organizador convocó a las 16 hs en el terreno al Este de la glorieta del Parque Integración. La gente fue puntual y se fue acomodando alrededor de la zona de juego. Familias enteras llegaron con mate, reposeras y mucha buena onda. Se armaron 40 canchas paralelas y al finalizar la inscripción, se asignaron jugadores a cada campo. Grandes y chicos compartían la misma ilusión. Los menores de 14 años jugaron recreativamente en un sector aparte. Los infantiles se midieron entre sí y los mayores dejaron todo en cada disputa.
Hubo muchos jurados con la exigente tarea de recordar las reglas y despejar dudas. La mayoría no había tocado una bolita en años y también es cierto que andan rondando muchos reglamentos. “Hay tantas reglas como jugadores”, dijo Gerardo Del Brio antes de unificar y comunicar las condiciones válidas para este certamen.
De a poco se fueron eliminado las duplas y se clasificaron 5 personas a la gran final. Todos allenses. La organización decidió hacer un triangular y una eliminación directa. Tras ese juego decisivo, pasaron a la final Gonzalo Gutiérrez y Nélson Quiñehual. El último partido cautivó a todos los presentes y duró apenas unos minutos. La estrategia de Gutiérrez le permitió imponerse rápidamente.
Momentos antes se jugó la final de Menores y allí ganó Agustín Cuevas. También hubo un partido especial entre Antonio López (93 años) y ‘Pancho’ Knudsen. El abuelo llegó de Neuquén dispuesto a participar pero no alcanzó a anotarse. El allense decidió invitarlo a un cruce de honor. Don López contó con mucha hinchada y quebró al anfitrión.
La gente se sumó con entusiasmo y la alegría propia de la infancia. Todos los niños se llevaron un diploma, medalla y golosinas. Los más grandes buscaron la copa en juego pero también se repartieron menciones especiales. Los anfitriones anticiparon que el año que viene volverán a armar algo similar. Agradecieron enormemente el apoyo de la comunidad. Con lo recaudado comprarán útiles escolares para jardines de infantes.
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